Un artículo de Andrea Casares
En los últimos años ha ido creciendo sin cesar una ola de feminismo que se ha ido expandiendo en distintos temas, como por ejemplo: los estándares de belleza, el lenguaje inclusivo, etc… También se han creado muchos grupos de Facebook, cuentas de Twitter y asociaciones feministas; algunas llevan ya unos años y otras son más recientes.
Por desgracia hay un tema más olvidado de lo que debería estar, tanto que muchos grupos feministas son los mismos que olvidan este conflicto, por desgracia mucha gente desconoce lo que es la ablación, y cuando digo mucha, es mucha: personas adultas, personas cultas, personas con estudios. No hace falta vivir en las nubes para no saber de qué se trata. En el colegio nunca me explicaron qué es la ablación, ni en el instituto jamás me dieron una sola charla sobre el tema.
Yo supe por primera vez de esta práctica a los 11 años, por pura casualidad, viendo el National Geographic una mañana. Imaginaros la reacción de una niña pequeña, nacida en una sociedad en la que, técnicamente, infligir daño a otros está mal, al ver ese documental que hacía el seguimiento de una niña a la que le iban a practicar una ablación y el testimonio de esta antes y después de que se lo practicaran. Me horroricé, aunque la palabra de horror se queda corta, en mi cabeza no podía entrar que hubiera lugares del mundo donde aún se practicaran este tipo de torturas porque eso es una tortura.
¿Sabes qué es la ablación? La ablación es una práctica que consiste en la mutilación total o parcial de los genitales externos femeninos. En el mejor de los casos, ésta extirpación es solo del clítoris, pero hay ablaciones que llegan a consistir en cortar el clítoris, cortar los labios menores, cortar los labios mayores y finalmente coser lo que queda solo dejando un pequeño orificio para menstruar y orinar. Teniendo en cuenta mi reacción cuando lo vi, no me extrañaría que todas vosotras hayáis sentido un punzante dolor ahí abajo, solo de imaginarlo, y en el caso de los hombres, no es muy difícil hacer la traducción.
La ablación no es solo la extirpación de un trozo de piel. La cosa no queda ahí, esta tortura se practica sin anestesia, a veces incluso al aire libre, con utensilios, nada apropiados para una operación, como: cuchillas, navajas o incluso cristales rotos. Hay lugares donde, además de eso, se prohíbe que la niña grite, se queje o muestre el más mínimo dolor.
Los testimonios son desgarradores: niñas que literalmente creían que se iban a morir del sufrimiento que estaban pasando y del dolor que llegaron a sentir, se me pone la piel de gallina solo de pensarlo.
El clítoris puede llegar a tener hasta 10.000 terminaciones nerviosas, es la parte del cuerpo femenino con más terminaciones nerviosas, la más sensible. Su amputación y lo que viene después, todo sin anestesia, es una de las peores torturas.
¿Las consecuencias? En el mejor de los casos esas niñas sobreviven y sufren dolores para el resto de sus vidas, al orinar, al menstruar, al parir y, obviamente, al tener relaciones sexuales. El sexo placentero es algo que ellas nunca van a poder tener. Por no poder, no pueden siquiera tener sexo indoloro.
Según la UNICEF, se calcula que, actualmente, más de 70 millones de mujeres han sufrido y sobrevivido a una ablación. 70 millones de mujeres. Como tú, como yo, como tu madre, como tu hermana, como tu hija, como tu novia, como tu mejor amiga, 70 millones de mujeres torturadas por haber nacido con vagina.
¿Y el por qué? Son muchas las razones, todas igual de estúpidas; la principal: aún hay lugares del mundo donde se cree que la mujer vale menos que un terreno, son una moneda de cambio. En esos lugares, una mujer no mutilada, una mujer con los órganos sexuales intactos, es una mujer impura. Como si tuviéramos el demonio entre las piernas. Por lo que los hombres no quieren casarse con ellas. Por esa razón, las familias aún siguen practicándole esto a sus hijas, con tal de poder casarlas con un hombre y recibir algo a cambio, una venta, como si fuéramos medievales. Otras razones son religiosas, otras lo hacen para que las mujeres no se liberen sexualmente, es decir, que no tengan muchas parejas sexuales. Otros no tienen ni siquiera un por qué, es simplemente una tradición.
Lo más importante es que es un sometimiento. Una mujer que no siente placer sexual, ¿por qué va a tener muchas relaciones? Una mujer que no siente placer sexual, nunca te va a ser infiel. Una mujer que no siente placer sexual, porque tú se lo has quitado, es una mujer sometida. Y esto no solo lo practican los hombres, también lo hacen muchas mujeres: el estigma de que si no estás mutilada eres una “puta” como explican en los mismos documentales o entrevistas, le comen la cabeza a mujeres y hombres por igual, al final, las perjudicadas somos nosotras mismas.
Hay que decir que cada día en esos mismos países hay más grupos y más gente que está en contra de esta práctica. Una práctica, por cierto, qué ya es ilegal, pero eso no evita que lo sigan haciendo. Pero no podemos dejarles a ellos solos luchando, nosotras y nosotros tenemos los medios para que el mundo sepa sobre esto, para que las mentes cerradas puedan abrirse. Nosotros estamos fuera, ellos están dentro. Nosotros somos libres, ellos están atrapados. Ellas solo pueden oponerse, pero siempre es difícil oponerte si estás sola.
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Artículo 3.
- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 5.
- Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.