Isabel Castillo Pérez, 2º ESO C
Aquel día, la profesora de lengua nos dijo que escribiéramos un relato de menos de doscientas palabras sobre la violencia de género. Para mí eso no era más que un reto que me estaban poniendo y ni se me ocurría la idea de rechazar la oportunidad de ponerme a escribir.
Me gusta escribir, a veces no encuentro un tema, un lector o un por qué, pero me gusta. Lo primero que vino a mi mente fue el número de palabras, doscientas no son muchas y pensé que sería interesante probar y ver qué pasa. Terminé por participar en el concurso del instituto. No sabía cómo iba a terminar, pero eso ya se vería más adelante. Pasó el tiempo y no sabía cuándo saldrían los resultados de los microrrelatos, me empecé a poner nerviosa… consultaba la página de la biblioteca con frecuencia, por si publicaban la nueva frase para el relato, pero nada.
Al fin una noticia, pero no me la dieron como me lo esperaba. Fue el miércoles día 25 de noviembre, día contra la violencia de género. Joaquín, el jefe de estudios, vino a mi clase después del recreo. En ese momento estábamos en hora de tutoría con la orientadora hablando del tema cuando apareció por la puerta preguntando por mí. En un primer momento me asusté un poco, pero me hizo una petición y no la pude rechazar. Esa petición consistía en ir con él y con una compañera de 2º E, que también había participado en el concurso, a leer nuestros relatos por las clases. 
Yo soy muy tímida, aunque en ese momento no lo pareciera. No quería quedar mal y, además, quería que más gente tuviera presente lo que escribí. No habría sido la ganadora, pero quedé finalista y eso me alegró mucho. Mi compañera María tampoco parecía esperárselo, ninguna habíamos ganado, pero tuvimos una gran experiencia. Al principio estaba nerviosísima, aun así lo ocultaba lo mejor que podía.
Poco a poco me fui relajando. El interés de los compañeros del centro me hacía sentir bien… después de todo había escrito algo que había gustado…uno de los mejores… Eso es algo que todavía hoy me llena de orgullo porque yo quiero seguir escribiendo. Me alegro de haber probado con ese nuevo reto que se me planteó un día y por el cual sé que puedo conseguir grandes cosas si lo intento.
Ha sido increíble y quiero que se repita. Me encantó, muchas gracias por brindarme esa oportunidad.