Versos con falda: Gaspara Stampa

Gaspara Stampa (1523-1554)

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Yo te lo juro, Amor, por tus saetas
y por tu antorcha poderosa y santa:
aunque arda el corazón y se deshaga,
y me hieran las flechas, no me importa.

Busca por el pasado y el futuro,
y elige la mujer que tú prefieras,
no hubo ni habrá amante que sintiera
llamas tan vivas, dardos tan agudos;

porque nace una fuerza de esta pena,
que supera al dolor y que lo engaña,
al punto que no duele, o no se siente.

Lo que me mortifica en cuerpo y alma,
el miedo que me empuja hacia la muerte
es que mi fuego sea llamarada.

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Amor, cubre los ojos que me ataron
para que nunca vean la belleza,
la buena educación, la cortesía
de las mujeres bellas que hay en Francia;

que mi vida, que ahora es dulce y grata,
no se llene de llanto y aspereza
porque desprecio todo en este mundo,
excepto por su luz clara y serena.

Y si él encuentra, por azar, alguna
que sea digna de su amor y encienda
su corazón con fuerza y con constancia,

hiérelo con el plomo de tu flecha,
o dame muerte con tu flecha de oro,
que no quiero vivir de esa manera.

Inscritos en el petrarquismo, que ofrecía a la práctica individual un modelo poético y lingüístico legitimado dentro del cual realizarse, vieron la luz, a lo largo del Cinquecento, numerosos cancioneros escritos por mujeres. Rime (1554) de Gaspara Stampa, publicado póstumamente por su hermana Cassandra, se encuentra entre estos. En la figura de Stampa parece profundizarse aquello que conformó un elemento constituyente de la creación de Francesco Petrarca: la fusión del yo poético y el yo empírico. Pero si Petrarca fabricó cuidadosamente (por medio de fechas, anotaciones marginales y escritos variados) el tejido entre vida y obra, el cual los lectores habrían de desenredar a través de los años, en el caso de Stampa han sido los lectores quienes, a lo largo de los siglos, han interpretado su obra lírica como una biografía y han hecho de su vida la sustancia de numerosas biografías ficcionales.

La colección de 1554 reúne 310 composiciones (sonetos, madrigales, sextinas, canciones y capitoli) y en sus folios el sentido se construye, simultáneamente, en cada poema individual y en la narración que cada fragmento lírico, anclado en un eje temporal, puede producir en relación con aquellos que lo preceden y suceden. Reflexiones, esperanzas y arrepentimientos acompañan a tres devociones: la del conde Collaltino de Collalto, destinatario del poemario; la de Bartolomeo Zen, un breve amor posterior; y la de Dios. Sin embargo, el corazón de las rimas de Stampa se lee en los versos que a ella dedicó Rainer Maria Rilke en su “Primera elegía”: “¿Es que has pensado lo suficiente en Gaspara Stampa (…) ¿No es tiempo de que al amar nos liberemos de lo amado y estremecidos resistamos:/ como la flecha resiste el anhelo de la cuerda, para,/ recogida en el arrojo,/ ser más que ella misma?” (trad. Jorge Mejía Toro). En la pasión amorosa, que trasciende su objeto, la amante fiel encuentra la ilimitada materia para su escritura y el fundamento de la pervivencia de su voz. Este es el verdadero tema, subyacente e íntimo de las rimas: la desmedida y, por ello, divina entrega del yo lírico.

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